El titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Édgar Abraham Amador Zamora, destacó una recaudación histórica en las aduanas de México, al tiempo que evadió responder preguntas clave sobre el contrabando de combustibles, también conocido como huachicol fiscal, durante su comparecencia ante la Cámara de Diputados.
En medio de una creciente polémica por el papel de altos mandos de la Marina y funcionarios públicos en redes de contrabando, Amador Zamora prefirió enfocarse en cifras positivas, mientras la oposición lo presionaba por la falta de resultados tangibles frente a esta red de corrupción que sacude al Gobierno federal.
Durante su intervención en la Cámara de Diputados, el secretario de Hacienda aseguró que la recaudación en aduanas aumentó un 22% en términos reales, lo cual calificó como un récord histórico. Esta cifra fue presentada como evidencia de que el Gobierno federal ha logrado avanzar en el combate al contrabando y la corrupción, especialmente en puntos fronterizos y puertos estratégicos.
¿Cómo se logra esto? Combatiendo el contrabando, la corrupción, estableciendo controles, con liderazgo de la presidenta, trabajando con la Agencia Nacional de Aduanas (ANAM), el SAT, la Armada y la Secretaría de la Defensa, afirmó el funcionario.
Sin embargo, esta afirmación contrasta con los recientes escándalos que involucran a elementos de la Marina en una red de contrabando de hidrocarburos, lo que ha sido calificado por legisladores como la nueva cara del huachicol fiscal en México.
Durante la sesión, legisladores del Partido Acción Nacional (PAN) intentaron centrar la discusión en la crisis de contrabando de combustibles en México, presionando al secretario para que explicara el impacto de estas redes ilegales en las finanzas públicas. Sin embargo, Amador Zamora evitó responder directamente a los cuestionamientos, dedicando apenas tres frases al tema en toda su comparecencia.
Los panistas acusaron al Gobierno actual de encubrir una estructura de corrupción heredada del sexenio anterior, al que llamaron la herencia maldita de López Obrador. Incluso estimaron que el daño fiscal acumulado por el huachicol fiscal asciende a más de 600 mil millones de pesos, aunque no detallaron el origen de esa cifra.
A pesar de la presión, Amador Zamora optó por el silencio estratégico, desviando la conversación hacia temas como la inversión pública, la deuda de Pemex, la banca de desarrollo, programas sociales y hasta referencias literarias, sin volver a tocar el tema del contrabando en las aduanas mexicanas.
El caso cobra mayor relevancia porque la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) responsable directa de vigilar las fronteras y puntos de entrada del país depende administrativamente de la Secretaría de Hacienda. Por lo tanto, la falta de una respuesta concreta del secretario sobre las operaciones ilegales en aduanas refuerza las críticas sobre una posible falta de transparencia o voluntad política.
La presencia de las fuerzas armadas en la gestión de aduanas, una medida impulsada desde el gobierno anterior como parte del combate al contrabando, también está siendo cuestionada tras la revelación de que marinos de alto rango lideraban redes ilegales de tráfico de combustible y mercancías.
El contrabando de gasolina y diésel, conocido popularmente como huachicol fiscal, representa uno de los principales desafíos fiscales del país. No solo afecta la recaudación tributaria, sino que distorsiona el mercado energético, alimenta redes criminales y debilita la confianza en las instituciones públicas.
Aunque la Secretaría de Hacienda presume logros en recaudación, la realidad apunta a una crisis estructural en las aduanas mexicanas, donde el crimen organizado, la corrupción institucional y la falta de vigilancia efectiva siguen afectando gravemente la economía del país.
La comparecencia de Amador Zamora deja un sabor agridulce: por un lado, celebra cifras históricas de recaudación en aduanas; por otro, evade el tema más crítico del momento: el huachicol fiscal. La oposición insiste en que los números positivos no pueden ocultar la realidad del contrabando de hidrocarburos en México, ni las consecuencias fiscales y sociales que esto conlleva.
Con la Agencia Nacional de Aduanas bajo su responsabilidad, Amador Zamora enfrenta una creciente presión para dar la cara y responder con transparencia sobre uno de los escándalos de corrupción más graves de la administración actual.